El Reino Unido , un viaje para añadir a tus propósitos de Año Nuevo
Muchos españoles estamos a punto de confeccionar nuestra maravillosa lista de propósitos de Año Nuevo.
Estamos seguros de que un buen puñado de ellos todavía no se ha dejado caer por el Reino Unido un lugar increíble y quizás haría bien en ir el año próximo y, por fin, matar el gusanillo por conocer a nuestros vecinos de Albión.
Por supuesto, el periplo por tierras británicas lo vivirán con más intensidad si se meten en la piel de un británico.
Si bien es cierto que a los ingleses se les reconoce a la legua su nacionalidad —generalmente, por su apariencia tan rubia— y porque son incapaces de desprenderse de su ‘thank you’ cuando nos visitan.
Nosotros somos más de pasar inadvertidos y asumir todas sus costumbres porque, como dice el refrán, ‘donde fueres, haz lo que vieres’.
De hecho, en internet abundan los artículos dedicados a ilustrarnos sobre el modo de vida inglés y qué costumbres españolas debemos dejar de lado cuando pisamos tierras británicas.
Pero para que no tengas que buscar por ahí, hemos recopilado los mejores de esos consejos para que todo vaya como la seda.
Una de esas pautas nos dice que cuando el reloj marca las reglamentarias cinco de la tarde, el tiempo se detiene y los británicos toman el té. Así que todos los viajeros españoles deberían sumarse a la costumbre y hacer un parón en su trote de turista.
Los ingleses nunca llegan tarde. La puntualidad corre por sus venas, de modo que los retrasos para acudir a las citas conviene dejarlos en España (si es que hay que dejarlos en algún lado).
Tampoco son muy dados a eso de los dos besos cuando les presentan a alguien, de modo que con un apretón de manos basta y sobra.
Cuando un rayo de sol logra hacerse un hueco, no tardan en tenderse en la hierba con la esperanza de que el moreno les salga por algún lado. Seguramente esta iniciativa deje frío a más de un español al que no le apetezca demasiado imitar a sus anfitriones.
Debemos tener cuidado en nuestras conversaciones con los británicos cuando toquemos temas relativos a la familia real. Así que, si no vamos a decir algo bonito acerca de ella, sino que más bien nos gustaría criticarla un poco, conviene sortear el peligro.
Tampoco es de recibo que ante un apretón de vejiga, decidamos orinar en plena calle. Más vale no hacerlo pues sabemos que más de uno ha acabado en comisaría por esta ocurrencia.
Como ves, conviene ir tomando nota de todas esas costumbres tan ‘british’ para que de camino al Big Ben los mismos turistas nos pregunten cómo llegar a una determinada calle. Entonces, sí, definitivamente nos habrán tomado por un nativo.
No debemos perdernos una visita por El Reino Unido y empaparnos de sus costumbres.