Bahamas , islas únicas!!

Bahamas es uno de los países que forman las Islas del Caribe, también llamadas Antillas o América Insular. Con más de 700 islas (unas 700 deshabitadas y sólo 24 habitadas), se convierte en un destino imprescindible para los amantes de las playas paradisíacas y las aguas cristalinas. Además, Nassau, capital y centro comercial de Bahamas, es, junto a Las Vegas, uno de los destinos preferidos para el ocio relacionado con el juego.

La historia de las Bahamas es, cuando menos, peculiar. Ha pasado de ser una especie de república independiente gobernada por piratas, a uno de los refugios más exclusivos, plagado de millonarios y famosos.

De hecho, cuando el movimiento “Slow entró en auge (Slow FoodSlow HotelsSlow Life, Slow Cook…), Bahamas se convirtió en un destino clave para el Slow Travel. Como podéis imaginar, el Slow Travel consiste en que el viajero o turista se tome su tiempo para descubrir el destino que ha elegido; implica mimetizarse con los lugareños, ajustarse a su ritmo, sumergirse en la cultura y vida locales y, en definitiva, disfrutar tomándoselo con mucha calma.

No es de extrañar, pues suele decirse que las Bahamas tienen una de las aguas más transparentes del planeta y, ojo al dato, unos 315 días de sol al año. La archiconocida y hollywoodiense Long IslandThe Berry Islands y Spanish Wells son solo 3 de las 24 islas más conocidas de este paraíso.

Vista de Bahamas desde satélites

Vista de Bahamas desde satélites

Algunos de los encantos que encierran las Bahamas son el buceo con tiburones; las excursiones a Sandy Cay, para ver tortugas e iguanas, así como practicar snorkel o la observación de pájaros (en inglés, Bird Watching); aprender a pescar con mosca; desplazarse en bicicleta, carrito de golf o barco; practicar kayak; admirar las coloreadas casas de Spanish Wells; disfrutar de sabrosas langostas; y, entre otras muchísimas cosas, bucear en el Agujero Azul de Dean (Dean’s Blue Hole), nada menos que el segundo agujero más profundo del mundo, con 202 metros de profundidad.

Los agujeros azules son cuevas submarinas, también llamadas sumideros o cuevas verticales. Aunque en la superficie parece circular y tiene entre 25 y 35 metros de diámetro según la zona, a unos 20 metros el agujero se ensancha y forma una caverna de unos 100 metros de diámetro.

El Agujero Azul de Dean está ubicado en una gran bahía en Isla Larga, al oeste de Clarence Town. Curiosamente, se ha convertido en un emplazamiento perfecto para la inmersión y la zambullida libres. En 2007, el apneísta William Trubridge consiguió el récord mundial en zambullida libre, alcanzando una profundidad total de 84 metros sin usar siquiera aletas; y en 2009, Walter Steyn se hizo con un nuevo récord australiano de inmersión libre al alcanzar los 100 metros de profundidad.

Agujero azul de las Bahamas

Agujero azul de las Bahamas

Como indicábamos al comienzo de este artículo, Nassau es la capital de Bahamas y su centro comercial. Además de ser un hervidero de gente y contrastar considerablemente con el ritmo de vida que hay en otras islas, Nassau alberga algunos de los casinos más impresionantes del mundo, como el The Baha Mar Casino & Hotel o el Atlantis Resort Island, que, como su nombre indica, además de casino es un resort de lujo con más de 3.500 habitaciones y 8.000 empleados. Precisamente en el casino del Atlantis (uno de los que más podría parecerse a los que encontramos en Las Vegas) se celebra el PokerStars Player Championship (PSPC), uno de los torneos de póker más importantes del planeta. Curiosamente, en su última edición, un español llamado Ramón Colillas se hizo con el premio de nada menos que 5.100.000 $.

Además, Nassau está repleto de cultura y de una historia pasada que encontramos en el Fuerte de Charlotte, construido allá por el siglo XVII; en los edificios coloniales del centro de la ciudad, como la Catedral Anglicana o la Casa del Parlamento; en el Museo Pompey, que nos habla de esclavitud; o en The Heritage Museum (algo así como “el museo del patrimonio”).

Y, para terminar, no podéis iros de Bahamas sin probar la torta de ron (las hay de muchos sabores, pero no debéis dejar de comer la que se denomina “tradicional”) y el Conch (pronunciado algo así como “konk”), un caracol gigante empanado y frito. Para chuparse los dedos.